(7.5/10) RECOMENDADO
The Plucky Squire, desarrollado por All Possible Futures, es una aventura colorida y vibrante que presenta una premisa tan encantadora como original: un héroe llamado Jot, proveniente de un libro de cuentos, que debe evitar que el villano Humgrump lo expulse de la narrativa. Este concepto, que fusiona la nostalgia de los libros infantiles con un toque de fantasía meta, promete una experiencia única que, sin embargo, se ve opacada por decisiones de diseño que limitan su verdadero potencial. Aunque el juego logra capturar la imaginación del jugador al principio, su ejecución no logra mantenerse a la altura de sus ideas más creativas.
Gracias a Devolver Digital y All Possible Futures por el código para prensa usado para realizar este análisis.
El atractivo inicial de The Plucky Squire radica en su presentación. La estética del juego está cuidadosamente diseñada para evocar la apariencia de un libro de cuentos infantil, con personajes animados de manera adorable y un estilo visual que utiliza colores pasteles y líneas limpias. Jot, nuestro protagonista, es un héroe pequeño pero valiente, con una espada que recuerda a una pluma estilográfica, un detalle que subraya la relación simbólica del juego con la escritura y la narración. Acompañado de aliados excéntricos como Thrash, el troll rockero, y Moonbeard, un mago DJ, Jot lucha contra enemigos caricaturescos en batallas 2D que, si bien son entretenidas en un principio, rápidamente se ven repetitivas debido a su simplicidad mecánica.
El combate de The Plucky Squire se siente ágil y rápido en las secciones en 2D. Las animaciones de ataque y esquiva de Jot son precisas, y los enfrentamientos contra enemigos tienen un ritmo fluido que encaja con el estilo de acción-plataformas tradicional. Sin embargo, la verdadera promesa del juego está en su premisa de mezclar el mundo de los libros con el espacio tridimensional. La primera vez que Jot salta de las páginas de su libro para explorar el escritorio de su dueño, Sam, es un momento visualmente impresionante, destacando la habilidad técnica de los desarrolladores para hacer la transición entre dos y tres dimensiones. Desafortunadamente, una vez que la novedad de este truco se disipa, el gameplay en 3D pierde rápidamente su lustre.
En lugar de aprovechar el salto entre dimensiones para ofrecer mecánicas innovadoras o ideas sorprendentes, The Plucky Squire cae en el error de limitar su propia creatividad. Las secciones en 3D, aunque bien logradas en términos visuales, se sienten genéricas y poco inspiradas en comparación con las partes en 2D. El movimiento de Jot en el mundo tridimensional es torpe y carece del peso necesario para hacer que el jugador sienta una conexión real con el entorno. Los combates, que en 2D son precisos y satisfactorios, en 3D pierden su impacto debido a un mal ajuste en la detección de golpes y un diseño de niveles que resulta insípido. Como resultado, lo que debería haber sido una expansión emocionante del universo de The Plucky Squire se convierte en una experiencia frustrante y decepcionante.
La trama del juego, aunque simple, es adecuada para el tipo de aventura que se quiere contar. El villano Humgrump, que toma conciencia de su papel como antagonista y busca desterrar al héroe del libro para condenarlo al olvido, es una figura que encarna el temor a la irrelevancia, un tema que puede resonar tanto en niños como en adultos. Sin embargo, donde el juego falla es en la manera en que sus mecánicas intentan trasladar ese concepto a una jugabilidad coherente. La «meta-magia» de Humgrump permite que Jot altere palabras dentro del texto del libro para cambiar el entorno o los obstáculos, pero estas ideas apenas se exploran de manera superficial. Por ejemplo, transformar un obstáculo «grande» en «pequeño» es interesante las primeras veces, pero pronto se convierte en un ejercicio rutinario que carece de verdadera profundidad.
Uno de los aspectos más frustrantes de The Plucky Squire es la falta de desarrollo en sus mecánicas más originales. Los rompecabezas, que inicialmente parecen ingeniosos, pronto se ven reducidos a una serie de acertijos de causa y efecto que, si bien requieren algo de observación y práctica, rara vez desafían al jugador de manera significativa. Cada nuevo poder o herramienta que Jot obtiene, como el sello que bloquea elementos en el tiempo, parece prometer mecánicas más complejas e interesantes, pero rápidamente se integra en el ciclo repetitivo de resolver acertijos de manera predecible. Lo que comienza como un juego lleno de potencial para la exploración y la experimentación, termina siendo limitado por su propia estructura lineal.
Es en los momentos más caóticos y únicos, como cuando Jot entra en una tarjeta coleccionable para enfrentarse a una heroína elfa, que el juego muestra destellos de lo que podría haber sido. Sin embargo, estos momentos son la excepción, no la norma, y la mayoría de las veces el jugador se encuentra realizando plataformas intercambiables en 2D y 3D que carecen de la creatividad que el juego parece prometer desde su premisa inicial.
Al avanzar por los capítulos de The Plucky Squire, el jugador comienza a notar una rutina. Jot explora nuevos lugares dentro del libro, sale a resolver acertijos en el mundo tridimensional y vuelve al libro para continuar su aventura. Las batallas culminantes a menudo toman la forma de minijuegos que, aunque encantadores en apariencia, ofrecen poca profundidad. A pesar del sentido del humor que impregna el mundo de The Plucky Squire, gran parte de su narrativa y jugabilidad parece quedarse corta, atrapada en una estructura demasiado rígida para permitir la verdadera libertad creativa que los jugadores pueden esperar de una experiencia de este tipo.
El lanzamiento de The Plucky Squire se ve especialmente afectado por el hecho de que llega en un momento en que juegos como Astro Bot y The Legend of Zelda: Echoes of Wisdom están estableciendo nuevos estándares en la manera de crear mundos de juguetes interactivos y aventureros. Mientras que Astro Bot se destaca por su refinamiento y creatividad mecánica, y Echoes of Wisdom ofrece a los jugadores una libertad casi ilimitada para resolver desafíos de múltiples formas, The Plucky Squire simplemente no logra alcanzar ese nivel de brillantez. La comparación es inevitable, y aunque el juego de All Possible Futures tiene un estilo visual único, no puede competir en términos de diseño o impacto emocional.
En resumen, The Plucky Squire es un juego que despierta grandes expectativas con su concepto y estilo visual, pero que no logra cumplir con las promesas que establece en sus primeros momentos. A pesar de su encantadora presentación y algunas ideas creativas, la jugabilidad se siente limitada y lineal, lo que lleva a una experiencia que, si bien es agradable para jugar en compañía de niños, carece de la profundidad y el ingenio necesarios para dejar una huella duradera en los jugadores. Es un título que podría haber brillado con más libertad y ambición, pero que en su estado actual, simplemente se conforma con ser una sombra de lo que podría haber sido.
CONCLUSIÓN
The Plucky Squire deslumbra con una premisa creativa y un mundo encantador que te invita a cruzar entre dimensiones, pero su potencial se diluye en una ejecución que no alcanza a brillar tanto como su concepto. Con mecánicas que sorprenden al inicio pero que se estancan rápidamente, este valiente escudero pierde fuerza al enfrentarse a su propia narrativa. La magia está ahí, pero en lugar de encenderse por completo, parpadea, dejándonos con una aventura que es más cuento de lo que logra ser experiencia.
The Plucky Squire está disponible en todas las consolas de la familia Nintendo Switch, en PlayStation 5, Xbox Series X|S y PC a través de Steam. Puedes ver el tráiler de lanzamiento a continuación.