(8/10) ALTAMENTE RECOMENDADO
El regreso de The Elder Scrolls IV: Oblivion en su versión remasterizada es un evento que levanta más cejas que aplausos, al menos de entrada. No es sorpresa: Bethesda es una experta en revivir sus juegos una y otra vez, y para muchos, eso es una forma de evitar avanzar. Sin embargo, Oblivion no es cualquier RPG. Es uno de los pilares que consolidó el ADN de la franquicia y, nos guste o no, moldeó buena parte del diseño de mundos abiertos modernos. Entonces, si lo vas a revivir, al menos hazlo bien. La pregunta es: ¿Virtuos lo hizo bien?
Gracias a Bethesda Latinoamérica por el código para prensa usado en la realización de este análisis.
Visualmente, el salto es evidente. El cambio a Unreal Engine le sienta bien a Cyrodiil. No es solo una mejora de texturas: hay una nueva iluminación global, más vegetación, efectos climáticos más densos, y un trabajo de animaciones que, aunque algo disparejo, eleva el conjunto. Eso sí, el nuevo sprint parece hecho por un NPC con zapatillas mojadas. Inolvidable, pero no en buen sentido.
Donde este remaster falla, y de manera bastante notoria, es en la estabilidad. En PC, incluso con hardware de gama alta, es común ver caídas de frames, stuttering en zonas abiertas y pop-in de texturas. Cuevas y espacios cerrados rinden mejor, lo cual es irónico considerando que buena parte de la exploración ocurre en exteriores. Lo más frustrante es que, a pesar de ser un remaster, muchos bugs del original siguen intactos. Y no, no hablamos de los «bugs entrañables», sino de los que arruinan una sesión de juego.
El diseño de misiones y narrativa principal no han cambiado, y aquí empieza la doble cara de la moneda. La historia de la apertura de portales del Oblivion sigue siendo funcional, pero también sigue siendo lo más flojo del juego. Bethesda, entonces y ahora, tiene un problema para contar tramas centrales que enganchen. La verdadera joya sigue estando en las misiones secundarias: las hermandades, los gremios, los conflictos locales… ahí es donde Oblivion brilla y demuestra por qué sigue siendo un juego inolvidable.
Y eso nos lleva a un punto esencial: el juego sigue siendo Oblivion. Con todos sus aciertos y todos sus defectos. El sistema de combate sigue siendo rudimentario, pero funcional. La progresión de personaje es compleja y a veces arbitraria, pero rara vez aburrida. Los menús fueron actualizados para facilitar la navegación con controles modernos, aunque no se sienten completamente orgánicos en teclado y ratón.
Donde Virtuos acierta es en no intentar reinventar la rueda. No hay grandes adiciones que rompan el diseño original, y eso puede ser tanto virtud como problema. Porque lo que hace este remaster es traer Oblivion tal y como fue, solo que con un nuevo traje. Si esperabas un renacimiento al estilo Resident Evil 2 Remake, estás en el lugar equivocado. Pero si buscabas la versión más pulida y moderna posible del Oblivion de siempre, aquí está.
Las mejoras de audio son sutiles pero efectivas. Se han rehecho varios efectos, hay una limpieza general de voces y ambientación sonora, aunque la mezcla sigue siendo desigual en algunas zonas. Lo que no se ha tocado es la gloriosa música de Jeremy Soule. Menos mal. Hay cosas que simplemente no se deben cambiar.
Una de las decisiones más criticables es lo poco que se ha tocado la inteligencia artificial. NPCs siguen actuando de forma errática, las rutinas siguen sin tener peso narrativo y los combates en grupo se sienten como una pelea de espantapájaros sin dirección. Se pudo hacer más sin comprometer la esencia, pero no se hizo.
Sin embargo, cuando el juego te suelta en Cyrodiil y empiezas a vagar por su mundo, las quejas se diluyen. Hay algo hipnótico en la exploración de TES. Vas por un camino y, sin planearlo, terminas en una cueva con fantasmas, resolviendo una historia sobre una familia maldita. Es esa capacidad de asombro la que sostiene a Oblivion incluso hoy. El contenido incluido es generoso. Todas las expansiones están aquí, incluyendo Shivering Isles, que por sí sola justificaría la compra. Su diseño, tono y narrativa la hacen uno de los mejores contenidos adicionales de cualquier RPG. La locura de Sheogorath es eternamente disfrutable.
Desde una perspectiva técnica, el juego es exigente para lo que ofrece. No en requisitos, sino en optimización. Esto deja una impresión agridulce: tienes un mundo más bonito, pero no puedes explorarlo de forma fluida. Y eso, en un RPG basado en la exploración, duele. La comunidad modder probablemente arreglará muchas de estas fallas. Ya lo hicieron con el Oblivion original y lo seguirán haciendo. Pero eso no excusa al estudio. No debería ser trabajo del jugador terminar de pulir un remaster de precio completo.
En cuanto a accesibilidad, el juego da algunos pasos adelante, como subtítulos más claros, opciones de escalado de interfaz y controladores modernos reconocidos de inmediato. No es revolucionario, pero es un gesto que se agradece.
El problema mayor es el de siempre: la nostalgia no debería ser excusa para la pereza. Virtuos tuvo en sus manos la oportunidad de revitalizar una obra importante, pero se limitó a pasarle el plumero. Hay brillo, sí, pero también polvo debajo. Aun con todos sus defectos, Oblivion Remastered logra despertar esa chispa de curiosidad que define a los grandes RPG. Puedes perderte durante horas, no porque el juego te lo diga, sino porque tú lo decides. Esa agencia, esa libertad, sigue siendo rara incluso en 2025.
Es una versión que cumple su función: trae el juego al presente con el menor número de cambios posibles. Si eso es lo que buscas, quedarás satisfecho. Pero si esperabas una reimaginación real del clásico, lo mejor será esperar otra década. Al final, The Elder Scrolls IV: Oblivion Remastered es como regresar a tu antigua casa de la infancia. La pintura es nueva, las ventanas son más grandes, pero la grifería sigue oxidada. Te quedarás un rato, recordarás por qué amabas el lugar, y luego te irás pensando en lo que pudo haber sido si alguien hubiera invertido un poco más de esfuerzo.
CONCLUSIÓN
No es un salto de fe, pero tampoco un paso en falso. Es un pasito seguro hacia el pasado, con una mochila llena de lo bueno y lo malo de hace 20 años. Ideal para los que quieren revivir, no tanto para los que esperan algo nuevo.
The Elder Scrolls IV: Oblivion Remastered está disponible ahora mismo en PC a través de Steam, Microsoft Store y PC Game Pass, en PlayStation 5 y Xbox Series X|S. Puedes ver el tráiler de lanzamiento a continuación.