(7/10) RECOMENDADO
La calma antes de la tormenta: en el corazón de A Quiet Place: The Road Ahead, se encuentra una atmósfera asfixiante que define la experiencia. Si bien muchos títulos intentan captar la esencia del sigilo y la tensión, pocos logran sumergir al jugador en un mundo donde el silencio es literalmente la diferencia entre la vida y la muerte. El juego te pone en los zapatos de Alex, una protagonista cuya fragilidad física no es un obstáculo, sino una parte central del diseño narrativo y jugable. Alex sufre de asma, un detalle que no solo aumenta la dificultad, sino que refuerza la urgencia y vulnerabilidad inherente a un mundo donde cualquier sonido puede llevar a una muerte instantánea. La idea de que cada inhalación puede delatarte y sellar tu destino es, sin duda, uno de los aspectos más intrigantes del juego.
Gracias a Saber Interactive por el código para prensa usado en este análisis.
El enfoque en el silencio es, como era de esperar, el núcleo del sistema de juego. A Quiet Place: The Road Ahead se adhiere fielmente a las reglas establecidas por el universo cinematográfico en el que se basa, donde los monstruos reaccionan al sonido. Para los jugadores, esto significa que cada paso debe ser calculado con meticulosidad, un desafío que puede ser tanto satisfactorio como frustrante, dependiendo de tu nivel de paciencia. El uso del medidor de ruido, una mecánica que visualiza la cantidad de sonido que emites en relación con el entorno, se convierte en tu mejor aliado. Sin embargo, el sistema es menos preciso de lo que debería ser. En más de una ocasión, me encontré siendo cazado por los monstruos a pesar de que el medidor indicaba que mi ruido estaba dentro de los límites aceptables. Este tipo de inconsistencias en la mecánica de juego puede arruinar lo que de otro modo sería una experiencia de tensión pura.
El ritmo pausado del juego, que obliga a moverte lentamente para evitar hacer ruido, crea una atmósfera de constante temor. Sin embargo, este mismo enfoque en la lentitud también puede ser una desventaja. Los momentos en que los monstruos acechan pero no se muestran a la vista, lo cual ocurre con frecuencia, pueden resultar tediosos. The Road Ahead está diseñado para que cada movimiento cuente, pero en ciertas áreas, el exceso de precaución convierte la experiencia en un ejercicio de paciencia extrema. Avanzar por pasillos y habitaciones interminables mientras intentas no hacer ruido puede llegar a ser exasperante.
Uno de los aspectos más distintivos es la implementación del micrófono en la jugabilidad. La idea de que el juego pueda detectar tus propios sonidos en la vida real y traducirlos al juego es fascinante en teoría, pero menos práctica en ejecución. Si bien este enfoque aumenta la inmersión, también puede volverse contraproducente. Por ejemplo, cualquier ruido accidental en tu entorno real puede desencadenar una respuesta mortal dentro del juego, lo que resulta en frustración más que en tensión. Al final, opté por desactivar esta opción después de un rato, ya que la posibilidad de fallar debido a factores externos resultó más molesta que atractiva.
La mecánica del asma de Alex añade una capa de tensión adicional, ya que llevar objetos pesados o estar cerca de monstruos puede desencadenar un ataque. Sin embargo, la constante búsqueda de pastillas e inhaladores que, en teoría, deberían aumentar la presión, termina sintiéndose más como una tarea rutinaria que como un componente vital para la supervivencia. El hecho de que los inhaladores estén esparcidos de manera tan generosa por los niveles reduce el impacto de esta mecánica, convirtiéndola en un simple recordatorio de que debes presionar un botón de vez en cuando.
Los Ángeles de la Muerte, los temibles monstruos del juego, funcionan mejor cuando son visibles. La amenaza palpable de una criatura acechante en tu campo de visión genera una tensión tangible, y los momentos en los que debes esconderte o moverte con sigilo absoluto son, sin duda, los más emocionantes. Sin embargo, el juego cae en el error de depender demasiado de la sugerencia de peligro. Hay demasiadas secciones en las que el monstruo no está a la vista, pero aún sientes su presencia por los sonidos que hace. Aunque esto debería aumentar la atmósfera, en la práctica, las animaciones de muerte en estas situaciones resultan desconectadas y carecen del impacto visceral que deberían tener.
Uno de los elementos que más destacan es el diseño sonoro. El paisaje sonoro minimalista y despojado complementa perfectamente la premisa de la serie. Aunque no hay una banda sonora que destaque por sí misma, los pequeños ruidos ambientales y los efectos sonoros inquietantes crean un ambiente envolvente. Cada crujido de una rama, cada golpe sordo, se siente cargado de peligro. Aún así, la falta de música memorable puede hacer que algunos momentos se sientan vacíos o carezcan de la intensidad emocional que el juego parece buscar.
Visualmente, el juego ofrece momentos de belleza, especialmente en los entornos exteriores. Los bosques desolados y las carreteras vacías capturan perfectamente la sensación de un mundo post-apocalíptico. Sin embargo, estas escenas contrastan con los interiores aburridos que dominan la mayoría del juego. Fábricas abandonadas y edificios genéricos constituyen la mayor parte de los niveles, lo que disminuye la sensación de estar realmente «en camino» hacia algún lugar. En lugar de sentir que Alex está en un viaje hacia lo desconocido, The Road Ahead se convierte en un conjunto de habitaciones y pasillos que recorres una y otra vez.
El diseño de niveles también sufre por esta repetitividad. El juego se desarrolla en espacios claustrofóbicos que no ofrecen muchas variaciones, lo que significa que gran parte del tiempo lo pasarás recorriendo los mismos tipos de entornos una y otra vez. Esto, combinado con la lentitud del avance, puede hacer que el juego se sienta más largo de lo necesario. Cuando el juego te da la oportunidad de explorar entornos más abiertos, como un parque o una carretera llena de coches abandonados, la experiencia mejora considerablemente. Sin embargo, estos momentos son demasiado pocos y distantes entre sí.
La jugabilidad también se ve lastrada por la cantidad de veces que tienes que presionar el botón de acción para realizar tareas mundanas. Saltar sobre obstáculos, abrir puertas, trepar por conductos de ventilación; todas estas acciones requieren una pulsación de botón que se siente anticuada y poco intuitiva. Si bien este tipo de interacción es común en muchos juegos, aquí se convierte en una fuente de frustración debido a la frecuencia con la que ocurre. En lugar de sentirse como parte integral de la experiencia, estas interacciones se sienten como una tarea mecánica que interrumpe el flujo del juego.
A medida que avanzas por A Quiet Place: The Road Ahead, te das cuenta de que el juego no introduce muchos elementos nuevos en términos de mecánicas de juego. Lo que comienza como una experiencia tensa y cautivadora se convierte en una rutina predecible. La falta de variedad en los desafíos y la repetición de las mismas estrategias de sigilo pueden hacer que el juego se sienta agotador hacia el final. Aunque la tensión inicial es efectiva, el juego no hace lo suficiente para mantener esa sensación a lo largo de su duración.
A pesar de sus defectos, The Road Ahead tiene momentos de brillantez. Cuando todo funciona en conjunto—el diseño sonoro, la atmósfera opresiva y la amenaza constante de los monstruos—el juego ofrece una experiencia inmersiva que captura el espíritu de la franquicia. Sin embargo, estos momentos son demasiado breves y están intercalados con demasiadas frustraciones. Los problemas técnicos, la repetitividad y las mecánicas de juego limitadas impiden que el juego alcance su verdadero potencial.
Al final, A Quiet Place: The Road Ahead es una experiencia agridulce. Aunque tiene una base sólida y algunos elementos que realmente destacan, no logra mantener esa calidad durante todo el juego. Para los fanáticos del sigilo y la tensión, hay suficiente aquí para justificar una partida. Pero para aquellos que buscan una experiencia más pulida y variada, puede que este viaje se sienta más largo de lo necesario.
CONCLUSIÓN
A Quiet Place: The Road Ahead ofrece una experiencia inmersiva llena de tensión, pero sufre de repetitividad y falta de innovación en sus mecánicas de juego. Aunque los momentos de terror genuino destacan, no son suficientes para contrarrestar los defectos que arrastran el juego hacia abajo.
A Quiet Place: The Road Ahead está disponible en PC a través de Steam, en PlayStation 5 y Xbox Series X|S. Puedes ver el tráiler a continuación.