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Core Keeper | Análisis (PC)

(8/10) ALTAMENTE RECOMENDADO

En el vasto y saturado mundo de los juegos de supervivencia sandbox, Core Keeper ha logrado destacarse gracias a su enfoque distintivo en la exploración subterránea y la construcción de bases. Sin embargo, donde el juego realmente brilla es en su modo multijugador, que convierte una experiencia ya de por sí intrigante en una aventura colectiva aún más envolvente. A lo largo de mi tiempo jugando con amigos, he descubierto que Core Keeper logra crear un delicado equilibrio entre el desafío individual y la cooperación estratégica, algo que no todos los juegos del género pueden ofrecer.

Gracias a Fireshine Games por el código para prensa usado en este análisis.

Un comienzo lleno de misterio y exploración compartida

Desde el momento en que mis amigos y yo entramos al mundo de Core Keeper, la sensación de incertidumbre fue palpable. El juego no proporciona una introducción detallada, sino que nos lanza a una cueva oscura con solo una linterna y algunas herramientas básicas. En solitario, esta falta de orientación puede sentirse desconcertante, pero en multijugador, este vacío inicial se convierte en una oportunidad para la colaboración. Todos teníamos el mismo objetivo: sobrevivir, explorar y, sobre todo, descubrir qué diablos estaba pasando. La sensación de comunidad fue inmediata. Desde el primer minuto, la comunicación constante para repartir tareas y gestionar recursos fue clave.

Explorar biomas generados proceduralmente es mucho más gratificante con otros jugadores. Mientras uno de nosotros cavaba túneles en busca de minerales, otro exploraba zonas oscuras con antorchas en mano, y un tercero trabajaba en la construcción de un refugio. La capacidad de repartir roles y colaborar en proyectos comunes no solo acelera el progreso, sino que también fomenta una sensación de logro compartido.

La construcción como equipo: cuando más manos no solo alivian la carga, sino que mejoran la creatividad

Una de las mejores características del multijugador en Core Keeper es cómo la construcción de bases y la gestión de recursos se vuelven tareas colaborativas. Cuando jugaba en solitario, encontrar los materiales adecuados para expandir mi base o fabricar herramientas a menudo se sentía como un ejercicio de paciencia. Sin embargo, en el modo cooperativo, la división de tareas permite una progresión mucho más fluida. Mientras uno se dedicaba a recolectar madera y piedra, otro podía centrarse en establecer un sistema de energía para alimentar nuestras estaciones de trabajo.

La creatividad del equipo también juega un papel importante en la construcción. Como grupo, creamos una fortaleza subterránea que reflejaba nuestras diferentes ideas y enfoques. La libertad de personalizar cada rincón de la base con estaciones de trabajo, cofres de almacenamiento, e incluso sistemas eléctricos complejos (como cintas transportadoras y taladros automatizados) es una experiencia mucho más gratificante cuando se realiza en conjunto.

Combate y jefes: el verdadero reto de la cooperación

El combate en Core Keeper, particularmente contra los jefes, es uno de los aspectos más emocionantes del juego, y en multijugador, estos enfrentamientos alcanzan un nuevo nivel de complejidad. Los jefes, desde colosales gusanos como Ghorm el Devorador hasta babas gigantes, presentan desafíos que requieren planificación y estrategia. Durante mi primera incursión multijugador contra un jefe, la coordinación fue crucial. Mientras algunos jugadores se encargaban de atraer al jefe, otros se posicionaban para atacar puntos débiles o curar al equipo.

Sin embargo, es aquí donde uno de los aspectos negativos del juego multijugador se hace evidente. Aunque la dificultad de los jefes escala para adaptarse al número de jugadores, en ocasiones las batallas pueden volverse caóticas, especialmente en áreas más pequeñas donde la movilidad es limitada. Las animaciones y efectos visuales pueden saturar la pantalla, lo que dificulta la visibilidad y la precisión en los movimientos. Este caos, si bien añade un toque de adrenalina, también puede generar frustración cuando las mecánicas del juego se vuelven confusas o difíciles de seguir.

La cocina y el equipo: una responsabilidad compartida

Otro aspecto que resalta en el modo multijugador es el sistema de cocina y fabricación de equipo. Cada jugador puede contribuir con ingredientes recolectados durante la exploración, permitiendo que el grupo cocine comidas que aumenten las estadísticas y preparen a los personajes para enfrentamientos más difíciles. Durante nuestras partidas, asignamos a un jugador la tarea de experimentar con diferentes recetas mientras los demás recolectaban materiales. Este sistema de apoyo mutuo permitió que siempre estuviéramos bien preparados antes de aventurarnos en zonas más peligrosas.

Sin embargo, la necesidad de reunir grandes cantidades de recursos para fabricar equipos o invocar a ciertos jefes puede hacer que el juego se sienta algo repetitivo. Aunque la división de tareas ayuda a mitigar la fatiga del «grindeo», este sigue siendo uno de los aspectos más tediosos de Core Keeper. La recolección constante de materiales para fabricar equipo mejorado o construir nuevas estructuras puede volverse monótona con el tiempo, especialmente en partidas largas.

Exploración en grupo: biomas que invitan a descubrir en conjunto

Explorar los biomas en solitario es emocionante, pero hacerlo con amigos lleva esa emoción a otro nivel. Cada uno de los biomas que exploramos presentaba nuevos desafíos y oportunidades de descubrimiento, desde vastas áreas llenas de recursos hasta peligros ocultos en la oscuridad. La transición entre biomas, como el paso de las Clay Caves al Desierto de los Comienzos, no solo trae consigo una nueva paleta visual, sino también enemigos más complejos y recursos más valiosos.

El dinamismo que aporta la exploración multijugador se vuelve esencial cuando te enfrentas a situaciones inesperadas. En más de una ocasión, nuestro equipo se encontró atrapado en túneles oscuros, rodeado de enemigos que emergían de las sombras. En estas situaciones, la capacidad de comunicarse y colaborar se convierte en una cuestión de vida o muerte. Lo que en solitario sería una carrera angustiante por sobrevivir, en multijugador se transforma en una misión de rescate bien coordinada.

Impresiones Finales: una aventura mejor compartida

En definitiva, Core Keeper es una experiencia enriquecida por el modo multijugador. Mientras que el juego en solitario ya ofrece una jugabilidad sólida y divertida, compartir la aventura con amigos añade una capa adicional de profundidad, estrategia y, sobre todo, diversión. Las fortalezas del juego —su exploración no lineal, construcción creativa y combates desafiantes— se ven amplificadas cuando se juegan en grupo, aunque también surgen ciertos desafíos, como el caos en el combate o el tedio del grindeo, que pueden hacer que la experiencia sea menos fluida.

Para aquellos que disfrutan de los juegos de supervivencia y construcción en mundos abiertos, Core Keeper es una recomendación clara, especialmente si se juega con amigos. La capacidad de colaborar en la creación de bases, enfrentar jefes y descubrir juntos los secretos del mundo subterráneo asegura que esta sea una aventura que vale la pena explorar en compañía.

CONCLUSIÓN

Core Keeper está disponible ahora mismo en PC a través de Steam, en PlayStation 4|5, Xbox One, Xbox Series X|S y todas las consolas de la familia Nintendo Switch. Puedes ver el tráiler de lanzamiento a continuación.

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