(8/10) ALTAMENTE RECOMENDADO
Tras el desencanto que supuso Dynasty Warriors 9 para muchos, Dynasty Warriors: Origins emerge como una propuesta refrescante y bien fundamentada que no solo regresa a las raíces de la saga, sino que también presenta una evolución innovadora en la que la acción frenética se ve equilibrada por un enfoque más táctil y centrado en el jugador. Al igual que su predecesor, este título toma como escenario la famosa era de los Tres Reinos, pero lo hace a través de los ojos de un nuevo protagonista: Ziluan, un guerrero amnésico con una conexión mística con los vientos de la guerra. A lo largo de esta reseña, exploraremos tanto los elementos que Dynasty Warriors: Origins introduce de forma exitosa, como aquellos que no logran capturar completamente el espíritu de la serie.
Gracias a Koei Tecmo Games por el código para prensa usado en la realización de este análisis.
Un nuevo protagonista, una nueva visión
Uno de los elementos más llamativos de Dynasty Warriors: Origins es la inclusión de un protagonista original, Ziluan, cuya historia de amnesia y habilidad para leer los vientos de la guerra ofrece una narrativa distinta, pero a la vez muy ligada a las tramas históricas que definieron la era de los Tres Reinos. Ziluan, a diferencia de otros personajes de la saga, no es simplemente una figura que lucha por una facción; en su lugar, se convierte en un agente del cambio, un héroe flexible que puede unirse a cualquiera de las tres grandes facciones: los Wei de Cao Cao, los Shu de Liu Bei y los Wu de Sun Ce. Este enfoque cambia la dinámica tradicional del juego, permitiendo al jugador experimentar la historia desde distintas perspectivas, lo que agrega una capa de inmersión adicional.
Sin embargo, la promesa de un relato más profundo y matizado también tiene sus sombras. A pesar de que las interacciones con personajes clave como Guan Yu y Zhang Fei son agradables, las escenas de diálogo tienden a sentirse un tanto estáticas y rutinarias, lo que les resta impacto emocional. Aunque la historia de Ziluan y su relación con los héroes de la época podría haber sido más compleja, el desarrollo narrativo se limita a unas pocas escenas de interacción que, si bien agradables, no logran profundizar tanto como cabría esperar en una saga que siempre ha sido conocida por sus epopeyas épicas.
Combate visceral y táctil
El corazón de Dynasty Warriors: Origins es, sin duda, su combate. Omega Force ha logrado encontrar un punto intermedio entre la clásica fórmula de «uno contra mil» y un sistema de combate más táctil y técnico, en el que cada movimiento tiene peso y relevancia. A diferencia de entregas anteriores donde la destrucción masiva podía sentirse algo vacía, aquí la acción es mucho más fluida y satisfactoria. Cada golpe se siente impactante, y el sistema de combos permite que el jugador experimente una sensación de poder al tiempo que mantiene el control. La adición de un sistema de «Fortaleza» para los enemigos más poderosos, como los minijefes y los líderes de facciones, le da un toque táctico a los enfrentamientos, obligando a los jugadores a pensar estratégicamente antes de lanzarse a un ataque a ciegas.
Uno de los aspectos más destacables es la evolución de las armas y los movimientos especiales. A medida que usas una arma, puedes desbloquear nuevos combos y habilidades que expanden el repertorio de ataques, lo que aumenta la rejugabilidad y da una sensación constante de progreso. Sin embargo, este sistema también presenta algunos problemas. Si bien las armas y sus movimientos son satisfactorios en su mayoría, hay una falta de variabilidad en los combos a medida que avanzas, lo que puede hacer que algunas secuencias de combate se vuelvan repetitivas con el tiempo. Esto se ve amplificado por la naturaleza de las batallas, que a menudo se sienten como una repetición de los mismos objetivos, a pesar de los esfuerzos del juego por ofrecer misiones secundarias y escenarios dinámicos.
Los campos de batalla: amplitud y diseño
Una de las áreas donde Dynasty Warriors: Origins realmente se destaca es en el diseño de sus campos de batalla. Lejos de los pasillos lineales de entregas anteriores, los mapas en Origins se sienten más como escenarios de un juego de rol clásico. Cada mapa está dividido en varias zonas que se conectan entre sí de una manera que permite explorar y completar tareas secundarias, como capturar fortalezas o proteger unidades aliadas. La sensación de amplitud es palpable, y el hecho de que puedas montar a caballo para atravesar estos enormes terrenos le da una sensación de libertad que faltaba en entregas pasadas.
Sin embargo, a pesar de la complejidad y la diversidad de los entornos, los mapas tienden a volverse algo repetitivos en su estructura. Las batallas principales suelen seguir un patrón similar, independientemente de la facción o el escenario, lo que puede hacer que el juego pierda algo de frescura en la recta final. Es una lástima, ya que el diseño de los mapas tiene un gran potencial, pero las batallas a gran escala, aunque espectaculares, pueden resultar monótonas debido a la falta de variabilidad en las misiones.
El regreso de la acción de «uno contra mil»
El aspecto más emblemático de Dynasty Warriors siempre ha sido su enfoque en las batallas masivas, y Origins no es la excepción. Las hordas de enemigos son deslumbrantes y la sensación de eliminar a cientos de soldados con cada combo es tan gratificante como siempre. La inclusión de la mecánica de «musou», con ataques especiales devastadores que limpian el campo de batalla, sigue siendo uno de los mayores atractivos del juego, aunque algunos jugadores pueden sentir que estas secuencias de destrucción masiva pierden algo de impacto a medida que se repiten. Sin embargo, en conjunto con el sistema de combos y las habilidades de cada personaje, las batallas siguen siendo un festín para los sentidos, sobre todo cuando se combina el diseño de sonido con los efectos visuales.
Un punto interesante es la integración de los jefes y los minijefes dentro de estas batallas. Estos enemigos son mucho más desafiantes, con barras de salud más grandes y movimientos especiales que hacen que el combate se sienta más táctico. La forma en que estos enemigos requieren un enfoque diferente, alternando entre ataques rápidos, defensa y habilidades especiales, hace que cada enfrentamiento sea único, lo que mejora la experiencia en general.
Sin multijugador: una doble espada
Uno de los mayores contras de Dynasty Warriors: Origins es la ausencia de un modo multijugador, un pilar fundamental de la serie en entregas pasadas. El hecho de no poder compartir las intensas batallas con amigos o desconocidos online puede resultar un golpe duro para los fanáticos más acérrimos de la franquicia. La falta de un modo cooperativo también reduce considerablemente el valor de rejugabilidad, ya que la campaña se siente mucho más limitada cuando se juega en solitario.
Sin embargo, la propuesta de un juego centrado en un solo jugador tiene sus méritos. El enfoque en Ziluan y su historia permite una narrativa más cohesionada y un desarrollo de personaje más profundo. Si bien la interacción con otros héroes de la saga es limitada, la posibilidad de formar alianzas temporales con personajes como Guan Yu o Zhang Fei durante las batallas agrega un toque estratégico y fresco, aunque no llega a sustituir la experiencia multijugador.
Repetitividad y falta de variabilidad
Otro de los puntos débiles de Dynasty Warriors: Origins es la naturaleza repetitiva de las misiones y la campaña en general. Aunque el juego hace un esfuerzo por diversificar los objetivos en cada escenario, la estructura subyacente de cada misión sigue siendo bastante similar: avanzar, derrotar a hordas de enemigos y tomar puntos clave del mapa. La falta de una narrativa secundaria más dinámica o misiones más variadas hace que el jugador sienta que está haciendo lo mismo una y otra vez, especialmente hacia el final del juego.
A pesar de las diferentes rutas que puedes tomar y la oportunidad de unirte a distintas facciones, la mecánica de juego no cambia significativamente, lo que puede hacer que las últimas horas se sientan más como una repetición de las primeras. Es una pena, ya que el diseño del mundo y los elementos narrativos daban pie a algo más innovador.
El sonido y la presentación
La música en Dynasty Warriors: Origins sigue siendo uno de sus puntos más fuertes. El diseño de sonido hace un excelente trabajo al intensificar las batallas, con la música orquestal y los efectos de sonido que acompañan cada embate de los combatientes. Los sonidos de las espadas chocando, los gritos de los soldados y el rugido de los ataques especiales contribuyen enormemente a la atmósfera épica del juego. Sin embargo, la calidad de las voces y las animaciones faciales en las escenas de diálogo deja mucho que desear. Las animaciones a menudo se sienten estáticas y poco expresivas, lo que disminuye la calidad de los momentos más dramáticos.
Impresiones finales
En resumen, Dynasty Warriors: Origins es una reinvención de la franquicia que, si bien conserva los elementos clásicos que la han hecho popular, introduce suficientes novedades como para justificar su existencia. El combate es más táctil, las batallas son intensas y la historia tiene el potencial de ser más profunda que nunca. Sin embargo, la falta de multijugador y la repetitividad de las misiones restan valor a una experiencia que, aunque sólida, no logra escapar completamente de los problemas que aquejan a la serie desde hace años. Para los fanáticos de Dynasty Warriors, Origins es una experiencia que ofrece mucho, pero también deja claro que aún queda trabajo por hacer para llevar la saga al siguiente nivel.
CONCLUSIÓN
Dynasty Warriors: Origins logra ser un emocionante renacimiento de la franquicia, combinando combates masivos y mecánicas modernizadas que revitalizan la fórmula clásica sin perder su esencia estratégica. Sin embargo, su repetitividad inherente y un diseño gráfico que no siempre brilla pueden frenar su impacto total. Un regreso digno para los fanáticos de la saga, donde cada golpe resuena con nostalgia y frescura, demostrando que el caos en masa nunca había sido tan épico. ‘El pasado forja un nuevo futuro’ define este capítulo esencial para los amantes de los musou.
Dynasty Warriors: Origins estará disponible a partir del 17 de enero en PC a través de Steam, en PlayStation 4|5 y Xbox Series X|S. Puedes ver el tráiler a continuación.