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Metal Slug Tactics | Análisis (PC)

(7.5/10) RECOMENDADO

Metal Slug Tactics es una oda contemporánea al clásico universo de SNK, que, sin renunciar a su esencia de acción rápida, da un giro hacia el género de estrategia por turnos. Este título logra capturar la vibrante personalidad de los originales de la franquicia gracias a su impecable arte pixelado y una banda sonora energizante que mantiene el espíritu arcade. Sin embargo, más allá de la nostalgia, el juego presenta mecánicas innovadoras que consolidan su identidad dentro del género táctico sin caer en artificios. A pesar de algunos errores técnicos y problemas de calidad de vida, Metal Slug Tactics se destaca como una pieza sólida que adapta hábilmente el ADN de «run and gun» al mundo de la estrategia.

Al inicio de cada partida, el jugador debe formar un equipo de tres personajes seleccionados de un elenco de nueve, cada uno con habilidades únicas y configuraciones desbloqueables. Marco, Fio y Trevor, por ejemplo, ofrecen enfoques completamente distintos que pueden adaptarse a cualquier estilo de juego. Marco se presenta como el líder con habilidades centradas en el trabajo en equipo, mientras que Trevor explota su potencial ofensivo como un cañón de cristal. Fio, en cambio, es un personaje de apoyo que facilita los combos y puede transformarse en un tanque autocurativo, lo que agrega profundidad y opciones estratégicas a la experiencia. Esta diversidad en los personajes permite la construcción de equipos que se pueden ajustar según los objetivos, ya sea defensiva o ofensivamente, ofreciendo una estrategia personalizada en cada partida.

El punto fuerte de Metal Slug Tactics radica en su enfoque visual. Los niveles están llenos de detalles y encanto, evocando la estética clásica de la serie. La acción en pantalla es acompañada de animaciones fluidas que dotan de vida a los vehículos, armas y enemigos, en una celebración de estilo que rinde homenaje al legado visual de Metal Slug. Los detalles sutiles, como soldados tomando sol o personajes jugando videojuegos en sus momentos de descanso, no solo añaden humor y personalidad, sino que también realzan la atmósfera caricaturesca que caracteriza a la franquicia. Cada aspecto del juego está impregnado de este estilo, brindando una experiencia visual rica y completa que hará sonreír a los fanáticos de antaño.

El juego presenta una banda sonora que no decepciona, a cargo del talentoso Tee Lopes, conocido por revitalizar títulos retro como Sonic Mania y TMNT: Shredder’s Revenge. Su mezcla de drum and bass con guitarras resalta la acción de cada nivel y complementa perfectamente la estética de Metal Slug, logrando una atmósfera intensa y enérgica que enaltece el tono del juego. Cada detalle sonoro está bien pensado, haciendo que cada enfrentamiento y movimiento se sienta épico y memorable, lo cual hace que la experiencia de juego sea aún más inmersiva.

En cuanto a la jugabilidad, Metal Slug Tactics evita la complejidad excesiva de otros juegos tácticos al estilo de XCOM o Gears Tactics, optando en su lugar por encuentros más ágiles y dinámicos. Las batallas se desarrollan en cuadrículas compactas, lo que reduce el tiempo entre turnos y da una sensación de inmediatez que hace honor al ritmo frenético de la serie. Las comparaciones con Into the Breach son inevitables, ya que ambos títulos utilizan espacios de combate reducidos y turnos de corta duración para mantener el flujo de acción. Sin embargo, Metal Slug Tactics se distingue por su menor nivel de dificultad y un enfoque en la movilidad de los personajes, lo cual le otorga una personalidad propia dentro del género.

Los objetivos de las misiones varían, pero son los típicos del género, como eliminar enemigos, proteger aliados, alcanzar puntos de control o escoltar NPCs. Estos desafíos duran entre tres y cinco turnos, lo que añade una capa de rejugabilidad y recompensa a quienes desean perfeccionar sus estrategias. Además, el juego incorpora objetivos secundarios que premian la habilidad del jugador al completar desafíos específicos, como recibir daño mínimo o completar niveles en un tiempo determinado. Estos objetivos adicionales fomentan una jugabilidad desafiante que invita al jugador a superarse en cada partida.

La estructura del juego sigue una fórmula roguelite con partidas semi-aleatorias divididas en cuatro etapas, cada una con su respectivo jefe al final. El jugador puede elegir entre distintas rutas en las primeras etapas para aumentar la dificultad progresivamente, asegurando una curva de aprendizaje constante. Sin embargo, la falta de opciones para personalizar o romper el flujo de estas etapas puede resultar frustrante para algunos jugadores, pues la linealidad limita el potencial estratégico en los encuentros con los jefes, restándole parte del espíritu de exploración que caracteriza a otros roguelites.

Los combates contra jefes son puntos álgidos del juego, donde las mecánicas de movimiento y trabajo en equipo se ponen a prueba. En la primera gran batalla, el jugador debe enfrentarse a un acorazado masivo que utiliza misiles teledirigidos y obliga al equipo a moverse constantemente para esquivar ataques y encontrar posiciones defensivas óptimas. Esta dinámica añade emoción y un desafío adicional, ya que los jugadores deben adaptarse a un entorno en constante cambio, lo que hace que las batallas contra jefes sean intensas y satisfactorias.

Dos mecánicas centrales, la adrenalina y la sincronización de ataques, aportan un nivel de profundidad estratégica único en el juego. La adrenalina, un recurso acumulado mediante el movimiento, permite a los personajes esquivar ataques y ejecutar habilidades especiales, lo cual es fundamental para alternar entre ofensiva y defensiva. Esta mecánica se combina con la sincronización de ataques, permitiendo a los personajes apoyar a sus compañeros en el campo de batalla. Así, el juego toma su herencia de «run and gun» y la adapta brillantemente a un sistema táctico que recompensa el posicionamiento estratégico.

Aunque estas mecánicas son innovadoras y enriquecen la jugabilidad, Metal Slug Tactics sufre de algunos errores molestos que, aunque no rompen la experiencia, pueden interrumpir el flujo de juego. Por ejemplo, un bug impide a ciertos personajes usar ataques normales tras una transformación temporal, lo cual obliga a los jugadores a adoptar soluciones alternativas. Estos problemas técnicos, aunque menores, afectan la calidad de la experiencia y podrían ser frustrantes en momentos críticos. Afortunadamente, el sistema de guardado permite mitigar el impacto de estos errores, pero es un aspecto que SNK podría pulir en futuras actualizaciones.

En resumen, Metal Slug Tactics es una interpretación fresca y dinámica de un clásico que sigue siendo relevante gracias a su respeto por el material original y su enfoque innovador en la jugabilidad táctica. Con su estilo visual encantador, una banda sonora vibrante y mecánicas de juego sólidas, este título no solo honra a la franquicia, sino que también se destaca en el competitivo género de la táctica por turnos. Sin embargo, la experiencia se ve empañada por algunos problemas técnicos y limitaciones en la estructura roguelite, aspectos que, de solucionarse, podrían convertirlo en un clásico moderno.

CONCLUSIÓN

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