Monster Hunter Wilds | Análisis (PC)

(9/10) ALTAMENTE RECOMENDADO

Desde su revelación, Monster Hunter Wilds ha sido objeto de una expectativa descomunal. No es para menos: después del éxito arrollador de Monster Hunter World y el posterior impacto de Monster Hunter Rise, Capcom tenía la difícil tarea de superarse a sí misma. Y lo ha hecho con un mundo más vivo, una jugabilidad más ágil y una sensación de cacería más auténtica que nunca. La promesa de ecosistemas dinámicos, con criaturas que no solo responden a los cazadores, sino que tienen sus propios ciclos de vida, interacciones y relaciones depredador-presa, pintaba una evolución fascinante para la saga. Tras sumergirme en su versión para PC, puedo decir que Wilds es, sin duda, el título más ambicioso de la franquicia, aunque no está exento de ciertas decisiones que podrían dividir a los jugadores más veteranos.

Gracias a Capcom Latinoamérica por el código para prensa usado en la realización de este análisis.

La sensación de estar dentro de un ecosistema real es lo primero que impacta. No es simplemente un escenario con monstruos deambulando: las bestias tienen rutinas, migran según el clima y actúan de forma impredecible. La tormenta de arena que presencié en la primera expedición fue un espectáculo en sí mismo: fuertes ráfagas que reducían la visibilidad, un suelo traicionero donde cada pisada se hundía y, de repente, el rugido ensordecedor de un wyvern que descendía desde el cielo para reclamar su territorio. Fue una de esas experiencias que solo Monster Hunter puede ofrecer, pero llevada a un nuevo nivel de inmersión. La climatología y los biomas en constante cambio convierten cada cacería en algo único, una prueba de que el motor de juego de Capcom ha dado un salto cualitativo impresionante.

Las criaturas, como era de esperarse, son las verdaderas protagonistas. El Rey Dau, por ejemplo, es un wyvern con la capacidad de manipular los elementos, un rival imponente cuyo solo avistamiento infunde respeto. Su comportamiento refleja la filosofía de diseño del juego: no es un simple saco de golpes, sino una entidad que interactúa con el entorno, cambiando su estrategia dependiendo del clima y del terreno. Lo vi emboscar a una manada de criaturas más pequeñas antes de siquiera haber pensado en combatirlo, un detalle que resalta la autenticidad de este mundo. Pero Wilds no se detiene en la majestuosidad de sus bestias; también introduce depredadores aún más grandes y sorpresivos, capaces de interrumpir batallas ya de por sí caóticas. En más de una ocasión, justo cuando creía estar a punto de vencer a un monstruo, un coloso emergía de la nada, obligándome a replantear mi estrategia y, a menudo, a huir con el rabo entre las piernas.

El combate sigue siendo el corazón del juego, y aquí es donde Capcom ha logrado un equilibrio impresionante entre accesibilidad y profundidad. La velocidad de movimiento y los ataques han sido ajustados para hacer que las peleas sean más fluidas sin sacrificar el peso y la contundencia de cada golpe. Cada arma se siente única y con su propio ritmo, desde la agilidad frenética de la doble espada hasta la brutalidad del martillo, pasando por la versatilidad de la ballesta pesada. El nuevo sistema de montura, que permite a los jugadores subirse a sus corceles en pleno combate y utilizarlos como plataforma para ejecutar ataques aéreos, añade una dimensión completamente nueva a la estrategia de caza. En una pelea particularmente intensa, usé mi montura para impulsarme desde un acantilado y caer sobre la cabeza de un dragón, un momento digno de una cinemática, pero completamente orgánico dentro del juego.

Si bien la campaña principal de Wilds es una sucesión de combates épicos contra bestias cada vez más imponentes, es también un arma de doble filo. Por un lado, la falta de “relleno” hace que la experiencia sea más inmediata y cinematográfica, evitando las largas horas de farmeo y enfrentamientos contra enemigos menores que solían ser parte de la progresión en títulos anteriores. Sin embargo, esta aproximación también significa que la dificultad en la historia base no es tan alta como se esperaría. A pesar de los enfrentamientos espectaculares, sentí que la mayoría de los combates no me exigieron al máximo. Esto es una bendición para los nuevos jugadores, pero los veteranos podrían encontrar la campaña inicial menos desafiante de lo esperado.

No obstante, donde Wilds realmente brilla es en su contenido posterior. Una vez finalizada la historia principal, el juego se abre de una manera que recuerda a los Monster Hunter clásicos. Las bestias que antes parecían invencibles ahora son solo el comienzo de la verdadera prueba. Las variantes hipermortales de los monstruos anteriores y la introducción de criaturas aún más salvajes hacen que el juego recupere esa sensación de brutalidad y meticulosidad en la estrategia que define a la saga. Aquí es donde la experiencia del cazador realmente se pone a prueba, y es en esta etapa donde Wilds revela su verdadera naturaleza: no solo es un festín visual y una oda al combate contra bestias colosales, sino también un testimonio de paciencia, aprendizaje y mejora constante.

La personalización sigue siendo un punto fuerte. Entre la creación de armas, armaduras y los nuevos sistemas de mejoras, hay una profundidad impresionante en la progresión del personaje. La posibilidad de experimentar con distintas configuraciones y habilidades mantiene el juego fresco, y la inclusión de adornos que modifican el estilo de combate permite ajustes más finos que en entregas anteriores. La caza cooperativa sigue siendo una de las mejores experiencias multijugador disponibles en la industria, con un balance perfecto entre camaradería y desafío.

Sin embargo, no todo es perfecto en Wilds. Si bien el mundo es más detallado y los entornos están repletos de vida, la navegación puede sentirse un tanto restrictiva en ciertos biomas. Además, la interfaz de usuario, aunque mejorada, sigue teniendo la complejidad típica de la saga, lo que puede resultar abrumador para los novatos. También hay momentos en los que el énfasis en la espectacularidad cinematográfica hace que ciertas peleas se sientan más como eventos guionizados que como verdaderos enfrentamientos emergentes, algo que algunos jugadores podrían considerar una concesión a la accesibilidad.

En última instancia, Monster Hunter Wilds es una obra maestra en su género. Su combinación de ecosistemas dinámicos, combate refinado y progresión profunda lo convierten en una experiencia esencial tanto para veteranos como para recién llegados. A pesar de una campaña principal que puede resultar más sencilla de lo esperado, el verdadero reto aguarda en su contenido avanzado, donde la caza se convierte en un arte. Capcom ha llevado la saga a nuevas alturas, ofreciendo una versión más ágil, espectacular y rica en detalles que, sin perder su esencia, demuestra por qué Monster Hunter sigue siendo el rey indiscutible de la caza de monstruos.

CONCLUSIÓN

Monster Hunter Wilds está disponible en PC a través de Steam, PlayStation 5 y Xbox Series X|S. Puedes ver el tráiler de lanzamiento a continuación.