(10/10) Esencial

Fan o no, es innegable que The Legend of Zelda: Breath of the Wild se convirtió en un hito dentro de la industria de los videojuegos a tal punto de ser llamada como: «El mejor juego de la historia». Este título no solo revolucionó por completo la fórmula de una de las franquicias más icónicas en la historia de los videojuegos, sino que logró ofrecer una nueva interpretación de uno de los géneros más usados en la era moderna del gaming, los mundos abiertos. Parecía una idea loca pensar que un título con una cantidad tan impresionante de contenido pudiera superarse de alguna manera, pero desde ya puedo confirmar que los genios de Nintendo lo consiguieron.

Gracias a Nintendo Latinoamérica por el código de prensa para este análisis.

De acuerdo con su director, el veterano desarrollador Eiji Aounuma, Tears of the Kingdom se planteo inicialmente como una gran actualización para Breath of the Wild que llegaría a modo de DLC. Posteriormente lo que en un inicio se pensaba eran simples expansiones, evolucionó hasta convertirse en una secuela, algo inusual para esta franquicia, y debo admitir que el resultado es sencillamente asombroso. Su predecesor ya era sorprendente en todos los aspectos que componen un videojuego, y de alguna manera, su continuación logra dejarlo obsoleto.

La historia de Tears of the Kingdom comienza algún tiempo después de que Link derrotó a Ganon y liberado a sucompañera Zelda, es decir, poco después del final de Breath of the Wild. Ahora una nueva y misteriosa amenaza obliga a nuestros héroes a investigar más a fondo el pasado de Hyrule, esto los llevará directamente con el origen de la maldad que no es más que el propio cuerpo momificado de Ganondorf, rompiendo accidentalmente el sello que lo mantenía aprisionado provocando así una secuencia de tragedias. La Espada Maestra se destruye, Link pierde un brazo y Zelda desaparece misteriosamente durante el ataque. Nuestro héroe despierta tiempo después en una isla en el cielo, con el brazo de un ser misterioso llamado Rauru en lugar del que se había perdido. Es desde aquí que comienza nuestra nueva aventura, esta vez con el objetivo de encontrar a la princesa.

Al iniciar el juego, luego de una gran cinemática, Link se despierta despojado de todos los poderes que había obtenido a lo largo de su travesía en Breath of the Wild. Sin embargo, gracias al brazo de Rauru, nuestro héroe ahora posee un conjunto completamente nuevo de habilidades con el potencial para explorar los nuevos terrenos de Hyrule. Debo admitir que estas novedades son notablemente distintas a las anteriores.

El Brazo de Rauru, o Ultramano, le confiere a Link la capacidad de manipular prácticamente cualquier objeto de manera libre, fusionar armas con elementos del entorno e incluso atravesar superficies que se encuentran por encima de nosotros. Al principio, puede resultar un tanto desafiante acostumbrarse a estas nuevas mecánicas, pero a medida que pasa el tiempo, seguramente estarás de acuerdo en que los poderes recién adquiridos superan a los antiguos. Y aún no hemos llegado a la parte más emocionante: la asombrosa mecánica de construcción.

Prácticamente todo en este juego gira en torno a esta mecánica, incluida la exploración, la posibilidad de crear varios artefactos con la Ultramano, desde un automóvil, pasando por un bote o inclusive un avión son solo algunas de las cosas que podrás construir para cumplira una misión, y depende enteramente de la imaginación del jugador elevar al máximo esta nueva mécanica. Por supuesto, habrán algunas forma más “correctas” para superar los desafíos de Tears of the Kingdom, pero muchas veces solo lo lograrás improvisando y pidiendo que tu creación no estalle.

En cuanto al combate, el juego no variado mucho con respecto al anterior. Todavía nuestro arsenal se rompe después de unos cuantos usos, y aunque ahora podremos mejorar el equipo, en esencia sigue siendo lo mismo. La novedad es que, con la habilidad de fusión, podremos crear casi cualquier arma que se nos ocurra, tanto es así que podremos fusionar una lanza con cualquier objeto de nuestro inventario incluyendo a los elementos de construcción y los items de consumos creando una capa adicional de estrategia al momento de afrontar un combate, una misión o simplemente explorando.

Además de los santuarios y algunos templos que llegan para satisfacer a los fanáticos de las mazmorras, el «nuevo» Hyrule también ofrece una gran cantidad de actividades y misiones paralelas que hacer, desde ayudar a un Korok a encontrar a su amigo (esto lo haremos muchas veces) hasta buscar lo que parecen «lineas de Nazca» para descubrir un poco más sobre el paradero de Zelda. El juego deja en claro desde el inicio que todos tienen su propio viaje y eso es lo que lo hace tan especial a Tears of the Kingdom.

El acabado artístico a pesar de ser muy parecido al anterior sigue sorprendiendo, la música también es más o menos la misma, con piezas instrumentales tan sútiles como en el título original pero con nuevas tonadas cargadas de epicidad que servirán para crear una atmósfera de misterio y una continua sensación de descubrimiento.

The Legend of Zelda: Tears of the Kingdom es un título que se puede resumir en una sola palabra: posibilidades. Cada aspecto de Breath of the Wild que fue alabado y adaptado a otras franquicias, aquí funciona perfectamente, y más allá de la libertad para trazar tu propio camino, ahora también puedes abordar los diversos desafíos que te aguardan sin estar atado a una fórmula específica. Eso, en mi opinión, es lo que define a un juego excepcional.

Con todas estas razones, no es exagerado afirmar que Tears of the Kingdom seguramente repetirá el éxito de su predecesor y al final del 2023 se alzará como Juego del Año. Y así como con Super Mario Galaxy, Nintendo ha sabido llevar de manera magistral todo lo que hizo bien en Breath of the Wild, a una secuela que desde ya se ha convertido en un clásico moderno. Recomiendo con furia a todos que disfruten cada segundo en Hyrule, ya que será difícil encontrar una experiencia similar en el futuro.

CONCLUSIÓN

Después de reinventar, solo queda perfeccionar. The Legend of Zelda: Tears of the Kingdom lo ha logrado, y si alguien te dice que este es, «el nuevo mejor juego de la historia», ciertamente no esta exagerando.

The Legend of Zelda: Tears of the Kingdom está disponible ahora mismo en todas las consolas de la familia Nintendo Switch. Puedes ver el tráiler de lanzamiento aquí.

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